Cómo recuperar líquidos con bebidas adecuadas

Los consumidores se enfrentan con una variedad abrumadora de jugos, bebidas con jugo, aguas fortificadas con vitaminas, bebidas deportivas, bebidas energéticas y tés, haciendo que sea difícil elegir la mejor bebida que cubra las deficiencias...

Nuestro cuerpo se compone, en más de un 70 por ciento, de agua. Por ello, la pérdida de líquido debido a la práctica de ejercicio físico es y debe ser entendido como algo lógico y habitual. Sin embargo, dicha pérdida no sólo consiste en una reducción de los niveles de agua, sino también de sodio y potasio –cuya deficiencia en el organismo será mayor cuanto mayor sea la cantidad de sudor expelida durante y tras el ejercicio realizado-. Es por ello que el consumo de agua no siempre resulta suficiente aporte para paliar los efectos de la práctica de ejercicio físico.

En este sentido, cada día se extiende más el consumo de bebidas que, a pesar de contar con el agua como base de su composición, añaden minerales, vitaminas y toda suerte de nutrientes pero, fundamentalmente –y he ahí la razón principal de su éxito- de sabor. Conviene, a la hora de elegir la bebida que utilizamos para calmar la sed tras la práctica de ejercicio, tener en cuenta una serie de detalles que nos ayudarán a tomar la decisión más saludable.

Las bebidas gaseosas y algunas bebidas de frutas aportan niveles bastante altos de calorías y azúcar y, por el contrario, pocos nutrientes. Nos encontramos, pues, con un doble factor de riesgo: uno, el evidente, es que este tipo de bebidas "engordan" más que otras; el otro es que, al presentar mayor concentración de azúcar, ralentizan el ritmo de absorción de líquidos por parte del organismo. En este sentido, conviene elegir una bebida con baja concentración de azúcar –lo cual no tiene por qué equivaler a renunciar al sabor, en contra de lo que se cree habitualmente-.

Otro peligro latente lo constituyen algunas de las bebidas publicitadas como "energéticas" que, en algunos casos, logran los efectos prometidos gracias a una combinación de azúcar y cafeína. En estos casos, conviene vigilar los niveles de cafeína presentes en la bebida en cuestión y, en todo caso, saber que si no estamos acostumbrados a la ingesta habitual de cafeína, podemos encontrarnos con problemas de nerviosismo, insomnio o, incluso, alguna molestia estomacal.

Lo que realmente debe llamar nuestra atención al leer las etiquetas de las bebidas son la cantidad de electrolitos –potasio y sodio- que son las sustancias que realmente perdemos, además del agua, cuando practicamos ejercicio físico. Dichas etiquetas deben presentar, según las normativas de consumo vigente, información suficiente al respecto.

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